
Juego
Nos atraían los conejos
recién nacidos,
dormidos en la celdilla
junto al gallinero,
tan suaves y marrones;
en otra celda
la madre
echada en su puerperio
atenta, mirona
Queríamos tocarlos
acariciarlos,
los miramos un rato largo
alertas, dudosas,
abrimos la puertita
y lo hicimos;
la advertencia del abuelo
que habló serio,
con las aletas
de la nariz levantadas
fue ignorada
Se dejaron querer
flojitos,
indefensos,
adormilados
Los devolvimos a la madriguera,
había sido una tarea limpia, rápida
nadie lo sabría
Una semana después
la madre rechazó el olor humano
impregnado en el pelaje,
murieron
Nos atraían los conejos
recién nacidos,
dormidos en la celdilla
junto al gallinero,
tan suaves y marrones;
en otra celda
la madre
echada en su puerperio
atenta, mirona
Queríamos tocarlos
acariciarlos,
los miramos un rato largo
alertas, dudosas,
abrimos la puertita
y lo hicimos;
la advertencia del abuelo
que habló serio,
con las aletas
de la nariz levantadas
fue ignorada
Se dejaron querer
flojitos,
indefensos,
adormilados
Los devolvimos a la madriguera,
había sido una tarea limpia, rápida
nadie lo sabría
Una semana después
la madre rechazó el olor humano
impregnado en el pelaje,
murieron